Hoy en la plaza me entretuve viendo cómo una hormiga intentaba levantar una ramita enorme para su pequeña existencia. Me hizo reflexionar sobre la delgada la línea que divide la tenacidad de la estupidez.
Me besé con el sol por un rato:
Qué extraña sensación -qué desgraciado privilegio esto de estar vivo.
Seguro un gigante me estaba espiando y se aguantó las ganas de aplastarme con el pie.
Me besé con el sol por un rato:
Qué extraña sensación -qué desgraciado privilegio esto de estar vivo.
Seguro un gigante me estaba espiando y se aguantó las ganas de aplastarme con el pie.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario