Vivo en Buenos Aires
Amo Buenos Aires con mis manos mis ideas mis miedos mis carencias
Estudio en la Universidad de Buenos Aires
Amo la Universidad con mi cuerpo mis palabras mis mambos mis abstinencias
Me enamoré de cada chico que me miró a los ojos
A los ojos
Y sonrió.
Me enamoré del cielo que sale después de los parciales
En mis ojos
Y sonreí.
Abracé a mi cuerpo y le pedí perdón
Encontré la parte de realidad que me gusta negar
La descubrí, le saqué la lengua
Pero no puedo aceptarla.
No sonreí.
Levanté los brazos en incontables subtes
Y bajé los brazos en tantos otros trenes
Y me busqué en mi monedero
Y me encontré en los escritorios de las bibliotecas.
Y me analicé todo, todo, de pé a pá
Como pedía la consigna,
Pero no sonreí, ni miré a nadie a los ojos.
El mar de la existencia me mojó los pies,
las rodillas.
Me tumbó y atrapó
Y los ojos
me dolieron de sal
(No estoy llorando, mamá)
Y di tantos besos que podría morir ahora
Y pensé tantas veces que podría morir ahora que
no entiendo.
Cuando lo único me haría bien es mirar el techo me doy cuenta:
tengo que parar.
Amo Buenos Aires con mis manos mis ideas mis miedos mis carencias
Estudio en la Universidad de Buenos Aires
Amo la Universidad con mi cuerpo mis palabras mis mambos mis abstinencias
Me enamoré de cada chico que me miró a los ojos
A los ojos
Y sonrió.
Me enamoré del cielo que sale después de los parciales
En mis ojos
Y sonreí.
Abracé a mi cuerpo y le pedí perdón
Encontré la parte de realidad que me gusta negar
La descubrí, le saqué la lengua
Pero no puedo aceptarla.
No sonreí.
Levanté los brazos en incontables subtes
Y bajé los brazos en tantos otros trenes
Y me busqué en mi monedero
Y me encontré en los escritorios de las bibliotecas.
Y me analicé todo, todo, de pé a pá
Como pedía la consigna,
Pero no sonreí, ni miré a nadie a los ojos.
El mar de la existencia me mojó los pies,
las rodillas.
Me tumbó y atrapó
Y los ojos
me dolieron de sal
(No estoy llorando, mamá)
Y di tantos besos que podría morir ahora
Y pensé tantas veces que podría morir ahora que
no entiendo.
Cuando lo único me haría bien es mirar el techo me doy cuenta:
tengo que parar.
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