Eran las 9:30 cuando comenzaron a hacer la tarea lentamente, confiadas en que les quedaban 2 horas hasta la hora de ir a comer. Estudiando y, sobre todo esto último, hablando, pasaban los minutos lentamente. De a poco iba llegando gente a la biblioteca distribuyéndose por acá y allá, lo mas alejados de los otros estudiantes. Las chicas se sentían orgullosas de estar ahí, estaban convencidas de que calentar la sillas las hacía más inteligentes.
Pero las 11 campanadas las despertaron del sueño en el que estaban y les avisaron que no habían hecho casi nada. Y como bien todos saben, como la desesperación es la mejor solución a todos los problemas, la histeria estalló en ellas. Gritaban y tiraban cosas, dándose cuenta que la tarea era más de la que pensaban.
La hora pico se hizo sentir con más personas como Almendra y Carina, y éstas ya no llamaron la atención entre murmullo de los estudiantes. Resignadas a entrar a Latín sin haber terminado la Eneida, decidieron a bajar al buffet a almorzar y pedirle a uno de 3ro que les cuente el final del canto IV.
Las chicas estaban satisfechas de "haber estudiado" dos horas seguidas, pero ellas no observaron la otra realidad: la del alumno que realmente fue a buscar tranquilidad y concentración a la biblioteca, y solo encontró a dos pendejas incapaces de juntar los labios.
Algún día haré un post contando algo en 1ra persona, pero todavía no. Esta historia tiene algo de autobiografía, y no exactamente del ultimo pibe, soy detestable.
Estoy comiendo empanadas de espinaca, que aunque ni yo lo pueda creer, son ricas.
(y en este lugar tendría que poner un fragmento de una canción para quedar cool, pero no se me ocurre nada)
son esas mismas empanadas que te vi comiendo cuando de casualidad entré a tu division?
ResponderBorrarGaia! Sos grosa <3
ResponderBorrarBieeeen.....
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