sábado, 30 de agosto de 2014

Querido diario:

viernes 29/8


 Quiero compartir con vos este día tan hermoso que tuve en gracia de poder vivir. En primer lugar, levantarme a las 6 de la mañana hizo que empezara el día con un buen humor como no experimentaba hace mucho tiempo. Es muy notable la diferencia cuando una puede descansar tanto y tan bien. Encima, hacía una temperatura que había que ponerse el camperón y los guantes, y todavía se sentía la falta. Quién pudiera!
El viaje en el tren nuestro de cada día, el cual hace poco fue tuneado para que viajemos mejor, fue realmente una delicia. Estaba hasta las manos de gente trabajadora, obviamente todos portando una gran sonrisa! Con personas tan optimistas y llenas de vida, el ambiente no podía ser sino de jolgorio.
La corrida que tuve que hacer hasta el subte, y del subte al colegio y de ahí al segundo piso me hizo muy bien. Por un lado, es sabido que es muy saludable hacer ejercicio todos los días, y no puedo más que alegrarme de poder haberme hecho tiempo para practicarlo hoy. Por el otro, me hizo valorar más los momentos en los que puedo respirar con normalidad, es decir, sin esa sensación de que me voy a morir.

Qué más? Ah, sí, estuvo muy bien que no me hayan dejado rendir el tp de Química. Está muy mal llegar a las 9.11 cuando el horario tope es 9.10. Doy gracias al cielo que existan personas que cumplan tan bien con sus responsabilidades y que no dejan que la corrupción se introduzca en la vida cotidiana. Sólo Dios sabe qué hubiera pasado si yo rompía las reglas y daba el bendito tp.
Las ahora horas libres que tenía hasta que comenzara el turno las exprimí al máximo. Por supuesto, al principio tuve unas ganas terribles de ponerme a estudiar geografía y matemática y literatura e inglés; pero pude contenerme y retomar el buen camino jugando concienzudamente al duolingo y al Isaac.
El resto del día pudo desenvolverse sin mayor contrariedad. Como siempre, los profesores fueron muy accesibles y coherentes y humildes. Grandes personas son las que me instruyen día a día. (Algunos no, algunos son terribles. Se interesan por los alumnos, dinamizan los programas de estudio, se bajan de la cátedra).
Cuando salí del colegio me hinchaba el pecho del orgullo. Es tan lindo matar todas las tardes de mi adolescencia acá. Una se siente tan viva. Verdaderamente no sé qué voy a hacer estos dos días libres, más contar las horas para volver a esta tan preciada casa de estudios.

Besitos, diario. Me voy a estudiar, así esta semana los complazco a todos con mis intelectualidades. Y sin una historia para contar.

1 comentario:

  1. Jaaa, yo también en su momento tuve unas ganas incontenibles de estudiar, pero me las banqué eh, así que nada, te entiendo.

    ResponderBorrar