miércoles, 4 de noviembre de 2015

< / 3

Decime cómo mierda hago para evadirme del mundo sin lapiceras ni auriculares. Este mundo es bastante shitty, eh. Estoy yendo a lo de Emi. Compré unas tazas hermosas. Esperando en el Alto Palermo sentí venir un ataque de pánico. Con las luces gente yendo y viniendo de todo tipo: una modelo comiendo gomitas, un homeless borracho con su nene, un chabón tocando el saxo, una ciega pidiendo monedas. Un negro vendiendo relojes. El mundo rapidísimo. El mundo hostil. Tenía hambre y me compré una empanada de calabaza. Hoy pasa al revés que usualmente: estoy gorda pero no me siento gorda. Un gran fuck the world i just wanna be happy and dance all night long dont care bout my fat belly. Cuando esperaba a que cambiara el semáforo, vi una pareja hermosa besándose e inevitablemente me acordé de Juan y de la tercera vez que lo vi en la vida que fuimos caminando de casa hasta el Alto Palerm besándonos en todos los semáforos. Éramos tan desconocidos que yo ni sabía si podía agarrarle la mano. Caminábamos y nos besábamos y yo pensaba cómo era posible que estuviera besando un pibe tan lindo. Ahí me contó que lo encaraban muchos pibes y me acordé de que yo también pensaba que era gay. Ese día terminamos comiendo empanadas en su balcón después de haber dejado las remeras por ahí.
Verde.
Cruzo y la pareja cruza conmigo. Pienso, qué casualidad che. Casi todo lo mismo. Yo, esta calle, esa panadería, estas ganas de abrazarte.
Pero no.
Porque ahora los que se besan son otros y por más que lo intente una y otra vez.
No te volví a cruzar en ninguna calle. En ninguna esquina.
En ninguno de mis abrazos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario