domingo, 18 de septiembre de 2011

Noches mágicas sí las hay

Bueno, llegué dos horas tarde, pero llegué. Había un montón de pibes (algunos no los conozco) repartidos en las habitaciones según sus intereses de charla. Había unos afuera, medio deprimidos hablando de sus cosas, otros en el comedor comentando capítulos de Glee y gritando cantando canciones al azar, y los últimos en el cuarto contando sus desventuras en la vía pública y tratando de hacer trucos de coordinación.
Después no sé, hice muchas cosas: hablé un rato, leí la Rolling Stone, vimos un par de musicales y comimos pizza.
Cuando se fue la mitad de la gente (justo esa mitad que no conocía muy bien), nos tiramos todos en el piso con la luz apagada. Las mejores cosas pasan a oscuras, eso de no verse la cara y tener que usar otros sentidos... es mágico. Somos todos iguales y lo único que nos diferencia es la voz. Podés decir lo querés sin tener la presión de tener tantas caras mirándote. Verdu con la guitarra y Magen, Nana y Sol interpretando canciones, era todo un sueño. Primero Something, después While my guit... Si quisiera revivir un momento, sería ese. Sentía que no estaba de más, que nadie sobraba.
Además la ambientación con la sombra de un atrapasueños sobre el techo y la pared era perfecto, quiero pintar mi cuarto así.
Después Magen contó un cuento de terror más desvirtuado que  partido de Teg. Fue genial.
Pero como todo tiene su fin todo termina mi madre flasheó que era hora de irme a mi casa y rompió el hechizo.
Y cuando me fui las abracé con ganas. Creo que fue la primera vez que abracé con ganas de abrazar y de ser abrazada. Ante era como, bueno, se ve que se despiden con un abrazo, pero ahora soy yo la que hace el ademán de abrazar. Abrazar y ser abrazado, eso sí es magia.
Y me dí cuenta de que no quiero ser arquitecta, me parece aburrido y monótono. Voy a estudiar filosofía con Luu Goom y voy a ser feliz.

HE DICHO

No hay comentarios.:

Publicar un comentario