lunes, 31 de octubre de 2016

cé ene bé á

Las callecitas de Buenos Aires se sentían dichosas de que las pisaras con esa sonrisa genuina que te inundaba la cara, con ese aire de libertad, de haber aprobado todas las materias de no sé qué año del secundario. Las hojas de los árboles se tiraban sin pensarlo, cerraban los ojos y hacían todo lo posible por tocar esa piel joven que todavía creía en el mundo y en que había esperanza de seguir viviendo. De ser María  y besarte los labios finos y elásticos.
El aire alrededor tuyo cambiaba, se cambiaba, se arreglaba, se ponía lindo. Vos no te dabas cuenta porque estabas ocupado intentado cambiar el mundo, intentando aprender algo más, intentado ser mejor estar mejor dar lo mejor.
Yo te miraba a través de toda mi timidez, pequeño saltamontes.
Yo te miraba y
Yo te miro y
Te amo.

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